La historia de Jerez nos remonta a hace 3.000 años, justo en tierras de la antigua Andalucía, invadida por los germánicos en aquella época, nace de estos un legado trascendental, considerándose así la bebida más antigua entre los vinos.
El vino de Jerez adquiere características propias principalmente por las condiciones geomorfológicas que en dicha tierra se ha venido presentado con el pasar del tiempo, aunque no es solo esta su única circunstancia.
Las circunstancias históricas acontecidas en los últimos 3.000 años, han moldeado el carácter de los caldos de Jerez y otorgado una óptima capacidad de producción que ha repercutido muy positivamente en el comercio y a la identidad cultural de los habitantes de Jerez.
Hablar de vinos de Jerez es hablar de múltiples culturas que han ofrecido enseñanzas y que, sumado a otras idiosincrasias propias de la tierra, han dotado de carácter a cada tipo de vino que Jerez presume en muchas de sus centenarias bodegas. Esto es una característica que hace que el vino de Jerez sea considerado el mejor vino del mundo.
Es necesario poner la mirada en el Marco de Jerez cuando se habla de la historia de este vino, ya que de allí proviene su personalidad y su gran sabor obtenido muy lentamente con el paso del tiempo.
Primeras noticias del vino Jerez
Según la Denominación del vino de Jerez, las primeras referencias de este vino datan del siglo I a.C., donde el griego Estrabón, de profesión geógrafo, escribe que las procedencias de las vides jerezanas son traídas por los fenicios alrededor del año 1.000 a.C. En la actualidad se ha constatado esta información con los descubrimientos arqueológicos del Castillo de Doña Blanca (cerca de Jerez), dónde se han detectado herramientas para la elaboración del vino procedente de los fundadores de la antigua Gades, hoy en día Cádiz.
Desde Xera, nombre que dieron los fenicios a Jerez, se producía el vino y se distribuía por todo el litoral mediterráneo. En el año 138 a.C., cuando Escipión Emiliano asentó la Bética, se inició en sí la comercialización del vino hacia La Gran Roma. Esta distribución ha perdurado a lo largo de la historia pues, hoy por hoy, el vino de Jerez llega a cada rincón del planeta.
La conformación de lo que son las bases del viñedo jerezano, detallando los tipos de suelo y de vides, así como las labores que se aplicarían en ese tiempo dependiendo de la estación del año, lo plasmó el gaditano Lucio Moderato Columela en su obra De Rústica.
En el año 711 se inicia la conquista árabe en España que se asentó en en Jerez por más de 500 años. Este hito histórico estuvo a punto de ser el punto y final de la producción del vino de Jerez ya que el Corán prohíbe expresamente el consumo de bebidas alcohólicas. Sin embargo, a pesar de que Califa Alhaken II diera la orden de eliminar cuantos viñedos existieran en esta tierra, la excusa de que su uso era con fines medicinales y alimenticios, consiguieron frenarlo.
En el año 1264, Alfonso X reconquista Jerez, que se convierte en frontera y que recibirá su nombre en castellano Xeres de la Frontera. El resultado de la reconquista fue devastador en todos los aspectos pero también supuso un aumento de los cultivos debido a que el monarca, que adjudicaba tierras a aquellos que demostraban logros de conquistas, obligaba cultivas viñas y cereal.
A partir del siglo XII, con el rey Enrique I al frente, aumenta la distribución del vino de Jerez hacia tierras inglesas a modo de intercambio por lana inglesa a fin de aumentar el desarrollo de manufacturas en España. El impulso para el país español fue tal, que el viñedo jerezano se establece como una fuente de riqueza principal del reino que propicia a que en el año 1403, el Rey Enrique III, emitiera un decreto prohibiendo que se arranque una sola cepa.
Ya en la Edad Moderna, los vinos de Jerez llegarían más allá de Europa. El hito histórico de Magallanes lo convertiría como el primero en dar la vuelta al mundo y el descubrimiento del Nuevo Mundo, donde partían los barcos desde el Puerto de Sevilla, dotarían a Las Américas de los caldos de Jerez convirtiéndose en una fuente importante de negocio y riqueza.
Por otro lado, la venta de vino de Jerez en las Indias se veía mermada por el robo continuo que llevaban a cabo piratas con intención de vender este tan valorado botín en Londres. Este hecho consiguió aumentar el consumo de vino de Jerez en tierras inglesas principalmente en la Corte Inglesa aunque su consumo era limitado.
Con intención de terminar con esa limitación de consumo, comienzan los intentos por parte de los ingleses de hacerse con el vino de Jerez de forma no pacífica. Sin embargo, ninguno de estos intentos alcanzó el éxito esperado y, como medida alternativa, los ingleses empezaron a establecerse formalmente en el Marco de Jerez estableciendo sus propios negocios con objeto de garantizar el abastecimiento en Inglaterra. Los primeros en establecerse serían Garvey, Williams, Humbert o Sandeman cuyos nombres siguen estando vigentes en las bodegas jerezanas.